miércoles, 31 de enero de 2018

Canción de Ollantay

Canción de Ollantay en el acto I escena 5(versión original)


Ocho pequeños niños se presentan danzando, con tamborcitos y panderetas en las manos. Música en el interior, ellos cantan:
No comáis, pajarillos,
La mies de mi princesa
Ni acabéis con el maíz tan tierno.
¡Ay, Tuya!¡Tuya!
Su interior es todo blando
Aunque dura su corteza;
Que vuestra ansia no acabe
Con la ternura de sus hojas.
¡Ay, Tuya! ¡Tuya!
Tened cuidado, no seáis tan golosos,
Pues si no, a miles caeréis en la trampa
Lanzando tristes lamentos.
¡Ay, Tuya! ¡Tuya!
Si no lo creéis
Preguntad al Piscaca
Que él os convencerá
Pues os dirá la verdad.
¡Ay, Tuya! ¡Tuya!
O, si buscáis en el campo,
En pedazos lo hallaréis;
Así os veréis
Si tocáis tan solo un grano.
¡Ay, Tuya!¡Tuya!

Pachacútec.
                                                                       Alégrate Cusi-Ccoyllur, con tus domésticos, en el palacio de tu madre.
Ccoya.
                                        Cantad con más dulzura, adoradas ninfas, vosotros que habéis cantando la desgracia, idos. Entrad vosotras.
Canto(yaraví)
Dos queridas palomitas
Tienen pesar, se entristecen
Gimen, palidecen, lloran
Con un dolor inmenso.
Ambas fueron sepultadas
En la espesura de la nieve
Y su dura guarida
Era u árbol sin verdor

La una a su compañera
Súbitamente perdió,
Un día que, inocente fue
A buscar su alimento.
Al pedregal va tras ella
Pero muerta la encuentra
Empezando, al verla yerta.
Triste a cantar en su lengua.

¡Corazón! ¿Dónde están tus ojos?
¿y ése tu pecho amoroso?
¿Dónde tu virtuoso corazón
Que me amó con ternura?
¿Y dónde tus labios dulces
Que adivinaban mis penas?
Ya mi dicha concluyó, pues
Sufriré mil codenas.

Y la infeliz palomita
Vagaba de peña en peña
Y no la consolaba nada
Ni calmaba su pesar;
Vuela al valle preguntando
Por su amor a una paloma;
Mas ya se asoma la muerte
Y la quiere arrebatar.

Al despuntar de la aurora
En el puro azul del cielo
Con último desconsuelo
En su dolor se estremece…
Y balanceando su cuerpo
Desfallecida cae,
Y al morir, enternecida.
¡Suspira llena de amor!


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